Un lobo solitario en las casillas blanquinegras

Alexander Morozevich no cree que el ajedrez sea su vocación

Por Eli Shvidler

Uno de los más destacados grandes maestros de Rusia, Alexander Morozevich, es comparado a menudo con Mikhail Tal. En último término, muchos profesionales y aficionados a este antiguo juego están convencidos de que no ha habido más jugadores talentosos y originales desde Tal. Los grandes maestros colegas dicen: “Es verdaderamente único”, “El propio Kasparov puede sentir envidia del desarrollo y dirección de su pensamiento”.

¿Exageran? Quizás, pero sin duda hablamos de un ajedrecista extraordinario y con un talento especial. Morozevich es extraordinario incluso en el día a día. En la reciente Superfinal del Campeonato de Rusia, apareció con más de una hora de retraso para jugar su partida contra Yakovenko: sencillamente se había dormido. Morozevich perdió la partida y fuese precisamente ese punto el que le faltó en su carrera con el ganador del torneo, Rublevsky.A sus 28 años, Morozevich comparte sus opiniones sobre la situación actual de los temas ajedrecísticos con Moscow News.

¿Cómo se siente en cuanto a la admiración de su talento?

El concepto “talento” se forma con criterios completamente abstractos, sin tener nada en común con la realidad. Pero la realidad es tal que yo no entiendo el ajedrez como un todo. Pero nadie entiende el ajedrez completamente. Quizás el talento es algo más, en ajedrez es condicionalidad.

¿Cómo definiría el concepto “ajedrez”?

Un deporte, una lucha por resultados y una pelea por premios. Creo que la disputa sobre si el ajedrez es un arte o una ciencia es ya inadecuada. El propósito del ajedrez moderno es alcanzar un resultado.

Y es ingrato desde el punto de vista de la inversión de tiempo y energía…

Cuando estás fascinado por el juego y logras cierto éxito es demasiado tarde para cambiar. Sin embargo, está claro que en el ajedrez el gasto de energía es absolutamente desproporcionado en relación con la recompensa o la compensación material. La relación entre gastos e ingresos es absolutamente desequilibrada.

¿Es prometedor el juego? ¿Tiene futuro?

El ajedrez no tiene imagen. Es necesario admitir lamentablemente que el ajedrez no es un deporte olímpico y no se verá en los horarios de mayor audiencia en televisión, del mismo modo que no podemos vernos las orejas. Ni tampoco se verán grandes mecenazgos. También la abundancia de tablas asusta y aleja a la gente. El fútbol sí que es un espectáculo. Lo principal es que uno no tiene que entenderlo, basta con simplemente experimentar el desahogo emocional. Pero es algo completamente distinto intentar averiguar que pasa sobre un tablero de ajedrez…

¿Quién es en este preciso momento el jugador más fuerte del mundo? ¿Quizás sigue siéndolo Kasparov, a pesar de haber dejado los escenarios recientemente?

No existe eso del “jugador más fuerte”. Nadie entiende el ajedrez como es, hay simplemente la voluntad de alcanzar el resultado más alto posible. Realmente, Kasparov no entiende nada del ajedrez. Y personalmente me importa un bledo en lo que se ocupa, él sólo existe en las planillas de los torneos. Sus otros empeños no me interesan.

¿Tiene amigos?

Diría conocidos, no necesariamente colegas del mundo del ajedrez. Si quiere, puede llamarme “el lobo solitario”.

Sin embargo usted es acertadamente considerado como un tremendo jugador de equipo. En concreto, fue por usted que Rusia fue capaz de, literalmente, arrebatar el título de campeón del mundo, al derrotar a China en el último encuentro en Israel. Tras su partida en la ronda final, su oponente, tras perder, rompió a llorar. ¿Qué sintió en aquel momento?

La responsabilidad recaía en todos nosotros, por ello el logro debe repartirse por igual. Era una situación de victoria indispensable y creo que fuimos capaces de prepararnos mentalmente para ello.

¿Cómo ve su futuro en ajedrez?

A los 25 supe que el ajedrez no era mi vocación, sino sólo una ocupación temporal, uno de los métodos para desarrollar mi inteligencia. No sé lo que decidiré en el futuro, pero estoy seguro de que no jugaré al ajedrez toda mi vida. Mi formación me permite enseñar Educación Física en las escuelas, pero de alguna forma eso tampoco me atrae.

Suena a réquiem…

No, no estoy expresando emociones, sino poniendo de manifiesto hechos. Intentaré seguir ganando dinero por medio del ajedrez, para financiar los componentes materiales de la vida. No quemaré puentes, ni tampoco tiraré el ajedrez por la ventana Eso no sucederá, pero cambiarán las prioridades.

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